Aromas de la naturaleza: mi hilo de Ariadna en mi viaje por Australia e Indochina

Mis viajes son reencuentros con los aromas de la naturaleza. Tres meses pasaron entre que salí de Chile para la Nochebuena 2015 y volví para las vísperas de Viernes Santo 2016. Recorrí el este de Australia, Vietnam y Cambodia, aprendiendo, enseñando y disfrutando.

Me gusta recorrer mercados, granjas, comunidades, jardines, bosques. Me estimula investigar, percibir y conocer nuevas plantas, árboles frutos y disfrutar de nuevos sonidos, imágenes y comportamientos de la naturaleza. Tanto como relacionarme con los habitantes de países y lugares hasta entonces desconocidos.

Mas lo principal, y lo que no puedo dejar de hacer, ya que viene incorporado en mi lenguaje, en mi manera de comunicarme, es ir oliendo a los paises, sus flores, hojas, ramas y raíces. Y así por todos los caminos nuevos y desconocidos donde voy dejando la huella de mis pies voy oliendo los aromas de la naturaleza, como quien siguiera el hilo de Ariadna.

Empecé este viaje en Australia. Fue un reencuentro con mi hermano menor y mi cuñada, tras más de 10 años sin vernos. Mi primer contacto con la naturaleza australiana fue su jardín. Mi hermano es un jardinero innato, y con su mujer Judith, que se apellida ‘Sunshine’, han hecho crecer un arcoiris de colores y aromas en el jardín, asoleado por el cálido sol de Australia y la delicada calidez de mis anfitriones.

Los primeros en recibirme fueron los Frangipanis, a ambos lados de la entrada a su hogar, embrujadores con sus aromas dulces y exóticos.

Mi hilo de Ariadna: la flor de frangipani en Australia

Mi hilo de Ariadna: la flor de frangipani en Australia

Los frangipanis fueron mi regalo de bienvenida, es que nos llevamos bien con esa mágica planta y su perfume. Florecieron todo el tiempo que estuve allá, flores de color blanco con amarillo en su centro. De un aroma dulce, cálido, amoroso, como una miel o un néctar que me hacía sentir acogida. Sus hojas grandes como un guante pareciera que te quieren dar la mano. No podía dejar de hablarles y decirles «Hola frangipanis, qué lindo huelen hoy día.»

E hice mi primera agua de frangipanis en Australia. Agua y flores cubrieron con una delicadeza casi de surcido chino toda la superficie del agua y la taparon como si fueran el manto del sol y la Luna.

También hice un macerado en aceite y otro en alcohol. Y también preparé un fermentado para secarlas pero dejando su aroma refugiado adentro de las flores secas.

Todo lo hice con el previo permiso de la planta, la flor se entregó de inmediato, sus flores flotaban como volantines y se esparcían en círculos en el suelo, como jugando a la ronda conmigo.

En el jardín de mi hermano me encontré en un oasis tropical con hojas de banana, tan grandes que daban la sensación de darme un abrazo de bienvenida, ya que cubrían gran parte del jardín y además que eran más altas que el techo de su casa, y de una gama de verdes exuberante.

Sentía por todos lados el frescor de los aromas del jardín, una delicia para mi nariz. ¡Y para el resto de mis otros sentidos, que me invitaban a explorar y a capturar sus esencias! Mi imaginación estaba estimulada a full. Y unas florcitas blancas, de aroma floral dulce, un típo de jazmín, que pespuntaban el follaje como las estrellas el universo.

Las gardenias ya no estaban florecidas cuando recién llegué pero hacia el final de mi viaje de nuevo estaban floreciendo. Llenas de pétalos blancos unos sobre los otros, y una fragancia de Diosa que se eleva para establecer un contacto íntimo con la Luna.

Había allí más aromas que se asomaban a mi ventana cada mañana. Cilantro, jengibre, lemongrass (hierba limonera), menta, albahaca, y muchas más.

Salimos a recorrer el entorno y al borde de una hermosa cascada nos encontramos con el ‘lemon tea tree’, nativo de Australia. Un árbol con hojitas pequeñas y abundantes, de un aroma almizclado, cálido, cítrico, suavecito, encantador. Estaba plantado en setos que indicaban la huella del camino, pero estoy convencida de que estaban allí tan cerca de la cascada porque el susurro del agua era su mejor compañero.

Cuando llegó el momento de partir a Vietnam a enseñar aromaterapia, en el Spa Fusion Maia Resort, en Danang, ya sabía que este viaje estaría marcado por todos lados por aquél guía benigno e hilo de Ariadna que son los aromas de la naturaleza.

Ya contaré más sobre la etapa vietnamita del viaje.

sylvia galleguillos los aromas de la naturaleza: preparando agua de frangipani en Australia

sylvia galleguillos los aromas de la naturaleza: preparando agua de frangipani en Australia

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